Se trata de un proceso de gran productividad, fiabilidad, coste competitivo y acabado brillante sin la necesidad del empleo de fluxes.

Las piezas tras un premontaje recorren el túnel del horno en una fase de precalentamiento, calentamiento, soldeo y enfriamiento, produciéndose una unión capilar.

Dada la alta temperatura de fusión del cobre las piezas pueden someterse a cualquier tratamiento térmico; cementación, carbonitrurado, temple…

La aportación que empleamos habitualmente es de cobre, también empleamos latón, aleaciones de plata, etc. Dichas aportaciones pueden ser en lámina, hilo o pasta.

Por su gran versatilidad nos ajustamos a cualquier serie ya sea unitaria, pequeña, mediana o grande.

También realizamos al horno el recocido de piezas ferríticas en un rango de temperatura entre 850 y 1.100ºc siendo su acabado “brillante”.

El proceso destaca por su alta competitividad y acabado brillante

La soldadura brazing en horno de atmósfera controlada se caracteriza por tener una fortaleza y ductilidad alta. La zona de unión es igual o más fuerte que los metales que se han unido. Destaca por su estanqueidad a la hora de contener fluidos o gases.

La soldadura mediante horno da la posibilidad de producir en serie con la consecuente reducción del coste de fabricación, cosa que lo hace ideal en cadenas de montaje.

Otras ventajas son que permite combinar el proceso de soldadura y el tratamiento térmico simultáneamente produciendo piezas distensionadas sin necesidad de un proceso de limpieza posterior.